jueves, 21 de enero de 2010

CHILLIDA EN EL CCEBA (Centro Cultural de España en Buenos Aires)























.............................................................................................................. URRUTIKO 1972. Aguafuerte. 94’5 x 95 cm. Colección Museo Chillida Leku



EDUARDO CHILLIDA: “La poética del papel”

9 de Diciembre 2009/ Enero 2010. Sede Paraná 1159 PB
Curador: Julio Niebla

Gravitaciones, obra gráfica y dibujos del artista vasco Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924- 2002) merecen ser contemplados en el marco de la muestra montada en Paraná 1159 de la Ciudad de Buenos Aires. El poderoso contraste del blanco y el negro sobre la superficie del papel llama nuestra atención aún desde el otro lado de la vidriera cuando nos acercamos al espacio en que están reunidas dichas obras. La simpleza de las formas, a la vez que su contundencia, realza el efecto. Su obra perfora nuestra mirada con una sutil intensidad a medida que se avanza en la sala, guiados por el talento manifiesto del artista.

El primer encuentro es con sus aguafuertes: fuerte presencia de planos, de llenos y vacíos -nunca tan vacíos-, la sugerencia de la línea que, invisible, se hace visible por la delimitación de las superficies oscuras. Cierta geometría caprichosa se desenvuelve en una dinámica reversible, en la cual fondo y figura transmutan entre sí en más de una oportunidad. El negro señala la intromisión de la tinta densa, el blanco se afirma con el juego de relieve que imprime la matriz de impresión en el papel suscitando calidades de superficie diferenciadas. Huellas de grafismos evocan un tono intermedio entre el blanco y el negro aportando un valor medio entre ambos, la presencia de un virtual gris.
Otros ejemplares realizados mediante la técnica del aguafuerte desarrollan manos en las que la línea negra se vuelve protagonista articulando la totalidad del espacio compositivo. La soltura de un trazo decidido articula fondo y figura sin que la línea cierre definitivamente ni a uno ni a otra. Una vez más, cierta sutil reversibilidad acompaña el recorrido visual de la composición en la medida en que establece un diálogo entre los diversos elementos compositivos que conforman la unidad de la obra: la delimitación entre figura y fondo nunca es concluyentemente determinante puesto que la apertura de los motivos de uno a otro permanece inquebrantable.
Se hace patente una pureza de ejecución, en el sentido de que la composición, en todos los casos, revela una apasionada precisión decididamente calculada.

Segundo encuentro: las Gravitaciones- Homenaje a Bach. Es bien interesante recuperar las palabras del propio Chillida:
“(…) He hecho obras dedicadas a Bach y al Mar. Son muy parecidos en el fondo, son siempre iguales y siempre distintos. En algún lugar he escrito en relación con Bach ´moderno como las olas/ antiguo como el mar´. De esta manera el mar y Bach son lo mismo, exactamente lo mismo.” [i]
Las gravitaciones nacen en 1985 con el afán de suplantar el pegamento para encolar papeles por otro medio para ligarlos. Chillida tiene una ocurrencia: coser un papel con otro a la vez que obtiene un resultado diferente y aún más satisfactorio para la medida de su búsqueda. Ha logrado generar espacio allí en donde antes había pegamento. El espacio logrado entre papel y papel superpuestos será en esta serie de obras motivo de expresión. Un rico juego se establece entre las líneas trazadas con tinta negra y las diversas formas en que toma su apariencia el papel calado superpuesto a otro. Simultáneamente, estas formas caladas proyectan sombras sobre la superficie blanca que subyace al papel que se encuentra en primer término: aquí se hace manifiesta la captura del espacio real en el marco de la obra de pequeñas dimensiones (28 x 21 cm aproximadamente cada una de ellas).
La presencia de la costura en el margen superior, que mantiene unidos a los dos pliegos de papel, de la cual cuelga la composición, aporta discretamente una cualidad estética a toda la superficie.

Tercer encuentro: dibujos de manos- “esku”. Cuenta Chillida que la facilidad de su mano para dibujar finalmente le entorpecía el camino. Ante esto decide dibujar con su mano izquierda, acto que recuerda fundamental en su carrera pues lo puso “en contra de todo aquello que te puede acercar a la facilidad (…) lo hice por amor a la dificultad. Ante una torpeza, la cabeza llegaba antes que la mano, mientras que hasta entonces mi mano iba delante de la cabeza y de la sensibilidad. ”
Nuevamente, aquí sus manos dibujadas establecen un juego con el espacio, lo vuelven tangible a partir de la forma abierta del motivo y del entrecruzamiento de fondo y figura. Con la simpleza de la línea trazada con tinta Chillida logra hilvanar una apariencia de tridimensionalidad que abarca, otorgándole dicho carácter, al vacío del papel que circunda a la figura. Ya no se percibe una superficie llana, si no que todo se ha vuelto espacio en profundidad, superficie que respira.

Cuarto encuentro: Chillida, hombre-artista. Documento audiovisual. Llegados a la última fase de la muestra, el testimonio del propio artista y de las imágenes testigo de su labor nos descubren al Chillida escultor de obras monumentales, grabador, dibujante, y, por qué no, “gravitante”. Un documento para deleitarse con sus palabras, su procedimiento artístico y su manera de ser en el mundo.


Breve información sobre Eduardo Chillida[ii]:

Tras interrumpir sus estudios de Arquitectura, a la edad de 23 años Chillida se vincula a las Bellas Artes. Dibuja, esculpe, y en 1949 presenta Forma, una de sus piezas escultóricas, en el Salón de Mayo de París. Pronto comienza a trabajar en hierro y a realizar sus primeros collages; a partir de entonces seguirán una serie de exposiciones individuales, premios, menciones de honor y trabajos por encargo.
Ha realizado numerosas exposiciones en importantes museos de arte a nivel mundial, como ser el Museo Reina Sofía de Madrid o el Museo Guggenheim de New York, entre otros.
Recibe premios en Japón, Francia, España, Estados Unidos, Alemania, Inglaterra.
Ha sido nombrado miembro de importantes Academias de Arte, como la American Academy of Arts and Sciences en Cambridge y la Academia de Bellas Artes de París, contadas entre otras. La Escuela de Ingenieros Industriales de la Universidad del País Vasco propone el nombramiento de Eduardo Chillida como doctor honoris causa, título que se le atribuye en 1997.
En el año 2000 se inaugura el Museo Chillida-Leku en Hernani -aquella geografía en la que Chillida se hubiera iniciado en la fragua realizando su primera escultura en hierro, hacia 1951-. Fallece en 2002, pero aún de manera póstuma recibe el Premio Internacional Julio González en Valencia y la Orden del Mérito Constitucional del Estado Español.
Su obra sigue recorriendo el mundo y los diferentes museos y centros de arte.


Valeria Orsi



[i] Todas las citas han sido extraídas del catálogo de la muestra. Eduardo Chillida. La poética del papel, CCEBA, Buenos Aires, 2009.

[ii] La información ha sido relevada del catálogo de la muestra.

















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